Ysy A revalida el título de jefe del trap argentino: “Cada paso que doy, queda para la historia”

“Siempre me inspiro de las cosas que voy viviendo en el amor", dice Ysy A sobre el aspecto más romántico de su música

(Publicado en Infobae, 1ro de diciembre de 2022)

En entrevista con Teleshow, el rapero presenta Ysysmo, su nuevo disco. Habla de la importancia de ser independiente, la inspiración que encuentra en el sexo y el amor, la vuelta de Modo Diablo en el último show de Duki y cómo fue haber grabado con Gustavo Santaolalla y Bajofondo

Y en un 11 del 11, Ysy A lo hizo de nuevo. No hace falta que esté oficializado por ningún organismo: una serie de hechos respalda que al 11 de noviembre como el Día del Trap Argentino. En 2016, Duki editó su primera canción, en 2017 finalizó El Quinto Escalón -la batalla de rap de plazas más grande del mundo, de la que surgieron muchas de las estrellas de la música actual- y desde 2018 hasta hoy, es la fecha en la que Ysy -nacido como Alejo Nahuel Acosta– elige editar sus discos cada año.

El de 2022 es Ysysmo, el quinto, que en diálogo con Teleshow el rapero definió como “la evolución, la síntesis de todo lo que vengo haciendo, es un gran mapa conceptual de lo que soy capaz de hacer adentro de un estudio: fui a buscar cada personalidad que me representa y logré un disco que va mucho más allá del trap”.

El título es un juego de palabras que impuso su propio público y que tiene que ver con la energía que fluye en sus shows. En sus presentaciones en Obras Sanitarias de mayo y junio de este año, los edificios de la zona se movieron a causa de los frenéticos saltos de la multitud. “Ahí me empezaron a decir ‘El hombre sismo’, ‘Ysysmo’. Así que el nombre del disco lo pusieron ellos. La gente salta mucho en mis shows, amigo. Es pogo, pogo, pogo, pogo. Y no es un pogo violento, es de gente abrazada, emocionada, con mucho amor, excede a lo físico. Y se mueve todo, olvidate”, dice. Este fin de semana renovará ese honor con dos funciones en GEBA -viernes 2 y sábado 3 de diciembre, con entradas agotadas- y una más el 7 en el mismo lugar. De vender todos estos tickets, agregaría una cuarta fecha. “Mi sueño es tocar en una cancha de fútbol”, se ilusiona para el año próximo.

“Fui a buscar todos los condimentos que me hicieron ser quien soy, pero evolucionados. Entonces este es el hermano mayor de todos los Ysy que te gustaron: el tanguero, el trap, el clubbero, el romántico, el más criollo…”, insiste sobre este álbum ecléctico que sucede al casi ortodoxo, homogéneo y rebosante Trap de verdad.

El disco comenzó a nacer en agosto pasado, mes en el que Alejo le pidió a su equipo un alto de las presentaciones en vivo para ponerse a trabajar en la grabación. Alquiló una suite en el piso 12 de un hotel céntrico, sobre la avenida 9 de Julio y con vista al Obelisco. Con esa panorámica, elaboró las canciones nuevas mano a mano con sus productores y cada día iba a registrarlas al estudio Romaphonic.

“Es la primera vez que grabo en un estudio así, de primera línea. Antes de llegar a eso, yo estaba con muchas ganas de viajar a alguna ciudad linda, instalarme en un hotel y grabar ahí. Hicimos un viaje a Córdoba, fuimos a un estudio muy lindo, en medio de las sierras, pero estando ahí me di cuenta de que me faltaba todo el ruido, la adrenalina, la locura, ese frenetismo que tiene esta ciudad. Y decidí que tenía que quedarme en mi ciudad, ser turista en Buenos Aires”, recuerda. Ysysmo fue terminado apenas seis días antes de la fecha de edición. Recién llegado de una gira por España y con el master caliente, lo adelantó en una escucha pública con su fervoroso público.

A la mañana de ese mismo día, apenas bajado del avión, Ysy se encerró en un estudio de fotografía durante siete horas para lograr el retrato que ilustra la portada del álbum, detalle que da cuenta de la obsesión con la que imprime su obra. “Y veníamos de dos sesiones, antes”, se ríe al pensar en esa foto en la que luce iluminado mitad rojo, mitad violeta sobre un fondo turquesa en degradé, serio, con gafas y una reluciente cadena sobre el pecho con dos 11 y el título del disco. “Soy consciente de que cada paso que doy, queda para toda la historia. Yo estudio de las leyendas que ya pasaron. Y creo que lo que estoy haciendo, lo van a estudiar de mí cuando yo sea la leyenda. Entonces tengo que dejar el material bien cuidado”, se planta.

Portada de Ysysmo, el nuevo disco de Ysy A

Ysy lleva a todos lados una sonrisa gardeliana que le achina los ojos y que brilla cuando se ceba a la hora de hablar de lo suyo. Y además, es contagiosa. “Mi música está hecha con energía para arriba, con positivismo. Hasta cuando escribo letras oscuras la busco subir, nunca hago temas para estar abajo”, asegura.

—¿Tu personalidad es siempre así? ¿No te permitís bajonearte?

—Sí, tiene mucho que ver conmigo, estoy todo el tiempo tratando de ver el vaso lleno, de contagiar buena energía, porque todo lo que das vuelve todo el tiempo. Siempre voy a tratar de hablar de cosas buenas, de contar algo piola. Si vos estás triste, yo no quiero que escuches Ysy A para estar más triste. Quiero que me escuches a mí para decir: “Fue, ya no estoy más triste”. El camino que ofrezco y por el que opto es el de salir con una sonrisa, con felicidad.

—Otro aspecto que te caracteriza en la escena es tu independencia. ¿Es cada vez más difícil llevar adelante una carrera así?

—Amo tanto hacer esto que me sería mucho más costoso darle esta libertad a otra persona o a una empresa, que lo que me cuesta a mí hacer todo esto. En toda mi carrera me hice cargo de lo que lo que tengo, de mi empresa, de mi productora, de pagar mis producciones, de pagar videoclips, de organizar mis eventos. Me acostumbré así de chico y una vez que me hice artista, todo ese conocimiento me sirvió para decir: “Yo no voy a regalar lo que aprendí para que venga alguien a decirme cómo se hace y cómo no, cuándo y cómo”. Hasta el día de hoy tengo mi propio sello, mi propia editorial, Sponsor Dios, tenemos todos los papeles en regla, trabajo con mi equipo. Trabajamos mucho, no somos gente vaga, no estamos ni ahí con la vagancia. Por ahora vamos a seguir así todo lo que podamos, porque también es interesante dejar un mensaje de que se pueden hacer las cosas con las manos de uno y que no te tienen que adornar o armarte todo un circo e inventarte para que vos seas alguien.

—¿Se pelean mucho el Ysy artista con el Alejo empresario?

—Estamos ahí. El artista ocupa el 51% de mi, así que siempre gana. Estoy haciendo esto por mucho más que plata. Amo la plata, como todos. Ojalá Dios quiera que tenga millones, pero antes de eso quiero vivir y ser un montón de otras cosas que valen más que esa plata. El artista está todo el tiempo creando, viendo cómo mejorar, cómo seguir. Mi parte empresaria está viendo cómo potenciarlo.

Desde que irrumpió como artista, una temática recurrente en las letras de Ysy son sus vaivenes en el amor y el sexo. Y así como el éxito atrae amigos fugaces, también merodean “las amantes del campeón”. Sobre esto reflexiona en “Cuánto vale hacer el amor?”, un track dotado de un groove disco, pero en la charla el planteo lo toma por sorpresa y suelta una carcajada.

“Siempre me inspiro de lo que voy viviendo en el amor. Esa droga natural que te genera es muy interesante para componer. Hacía mucho tiempo que no tenía música romántica, la gente me lo pedía, querían escuchar al Ysy romántico. Ahora quise aprovechar esas pequeñas vivencias románticas que voy viviendo en cada capítulo de mi vida y dejarlo plasmado ahí. Pero estoy tan involucrado en mi carrera que me es muy difícil estar con una mujer, enganchado. Siempre estoy en un plan nuevo, viajando, yendo, viniendo. Lo disfruto así, la paso bien, estoy muy comprometido con mi trabajo y en un momento de mi vida en el que tengo 24 años y le quiero sacar jugo a esto. Estoy casado con mi música, al menos por ahora”, dice.

—Una de las canciones más comentadas ni bien salió el disco es “Cómo chilla ella”, por sus onomatopeyas.

—(se ríe) Ese ya no habla de hacer el amor, es más sexual. Me llegó ese beat de Evlay, que es una locura, que emana sexo, es calor, cuerpos bailando, gozando. Y quise dejar fotografiado a una mujer que yo imagino así, que he conocido y que sé que representa un estereotipo de mina que va con toda y que te explota en todo sentido. Hay mucha mujer muy contenta. Hay muchas que me dicen: “No sabés cómo me representa este tema, soy yo”. Bien, qué bueno. Gracias a ustedes por inspirarme.

—En el disco está el amor, está el sexo y también “Pa esta soledad”.

—Logré dejar plasmado ese triángulo amoroso -soledad, amor, sexo- que puede atravesar una persona. Ese tema no tiene batería, que nunca explota, con la guitarrita y una recitada al viento, que te genera un vacío con una poesía que habla desde la soledad. Igual, siempre tratando de ver el vaso lleno. Que sea una canción que te emocione, pero que no te tumbe más. Que pienses en la soledad, pero con esperanza. Me gusta como desafío poder transformar y transmutar sentimientos tal vez tristes en algo que sea una linda pieza para disfrutar. En lo personal, no me siento solo, aprendí a convivir con la soledad.

“Hacer trap en argentina es trabajar, crecer y pegarte sin ser un gil, sin regalarte, sin perder tus valores, sin olvidarte lo que sos. Sí, el género nace de estar en la calle, vendiendo droga, con un arma, con las minas, con todo eso. Pero acá es otra la vivencia”, analiza Ysy que siempre que puede le pega un rescatate a la escena. En este caso, con el elocuente “Ser el trap” que cierra el álbum.

—¿Alguna vez te regalaste o te desperdiciaste?

—No, nunca. Siempre me fui muy fiel, hice los discos y la música que quería hacer, hablé de lo que quería, nunca hice ninguna boludez por conveniencia y me mantuve independiente.

—¿Los excesos nunca te jugaron en contra?

—Sí, me pasó. Los cambios de rumbo son necesarios para crecer. Por ahí sentí que tenía que darle más a mi carrera y que estaba perdiendo tiempo, que podía canalizar lo que me estaba pasando de mejor manera. Pero todos los pasitos que fui dando me hicieron ser lo que soy. Hasta a mis peores momentos, de estar más de joda o reventado, les saqué el jugo. Por ahí mi parte más bardo fue cuando estábamos en La Mansión (un caserón en Villa Crespo que alquilaban con Duki y otros dos amigos), que estábamos de gira todo el tiempo. Pero saqué Antezana 247, mi primer disco, el que marcó un antes y un después en mi carrera. De mi peor momento saqué magia.

—A eso iba, porque en la que estaban era muy fácil aprovecharse de ustedes.

—Sí, obvio. Era muy fácil. Es la típica historia que te cuentan en las películas como si fuese gracioso que el artista se empieza a pegar y te cae este, el otro, tu manager, con tu familia está todo mal, que se te acerque una novia… Nosotros lo vivimos así y no era tan gracioso (se ríe). Pero aprendimos un montón y nos hicimos más fuertes.

—De ahí surge Modo Diablo, el trío con Duki y Neo Pistea. ¿Cómo viviste la vuelta que hicieron en el último Vélez de Duki?

—Fue hermoso, espectacular haber podido recobrar toda esa locura que vivíamos ahí en La Mansión y con la que cambiamos el paradigma de la escena nacional. Lo del otro día fue no sólo rememorar, sino reconfirmar que estábamos en el camino correcto, pese a que todos nos decían: “No, no, no, nueva música no, batallas de freestyle, ustedes están con el trap, con el autotune”… El Duko hizo cuatro canchas de Vélez, Wos está llenando estadios por todos lados, yo también. Somos un montón de artistas volando y cantando para todo el mundo. Lo del otro día fue decir: “Sí, estábamos en la correcta”. Y no sólo estábamos la correcta, sino lo que falta, amigo. Estamos llenando estadios y Dios permita seguir muchísimos años más y que los estadios sean millones más. Al otro día del show subí una foto con ellos y puse: “El antes y el después de la escena argentina”. Hasta antes de Modo Diablo, pasó una cosa. Después de Modo Diablo, está pasando todo esto. Somos como Cristo, el año cero.

"Los Modo Diablo somos como Cristo, el año cero", define Ysy A sobre el trío de trap que edificó junto a Duki y Neo Pistea

Una rareza del 2022 de Ysy A es que no editó casi nada de música hasta este flamante Ysysmo. Lo único hasta el momento era una colaboración con Bajofondo para el épico neo-tango “Sonido nativo del río”, en el que el rapero dialoga con Gustavo Santaolalla acerca de lo que se trata ser pionero de una nueva ola: uno desde el margen del rock, el otro con su irrupción a bordo del trap.

“Cuando se dio la idea de componer algo, nos unía mucho el arraigo que tenemos por estas tierras, esa cosa rioplatense, esa forma de hablar para que en cualquier parte del mundo vos nos escuches y sientas Argentina desde la historia que te contamos. Cuando estábamos pensando qué inventar, Gustavo me dijo: ‘Me gustaría que vos me preguntes con todo el hambre que tenés y las ganas de comerte al mundo y que yo te conteste como un ermitaño que ya lo hizo’. ¡Y él lo hizo! Es muy real el diálogo, toda la incertidumbre que sentiría un artista como yo y toda la sabiduría que tiene un tipo como él. Quedó muy de peli”, cuenta.

—Aunque no estés buscando un aval, ¿qué te pasa cuando las generaciones anteriores a la tuya te tiran la buena?

—Es un montón. Yo arranqué rapeando en una plaza a los 13 años y de repente una leyenda de mi país me está parando el oído. Que me dé la mano alguien como Gustavo, me da como un pase a la gloria. Ellos ya son leyenda y yo sé que para muchos guachos de mi edad o menos puedo ser una leyenda, también. Pero estoy en el proceso, en el camino. Ellos ya son indiscutibles, ya lo hicieron y lo siguen haciendo. Es mucho que alguien que esté tan arriba te diga: “Seguí, vas por el buen camino”. Yo imagino y planeo ser una leyenda como ellos y, Dios quiera, poder estar cerca de los artistas que vengan luego y darle todas las herramientas, todo el conocimiento que pueda. Hay que seguir la cadena evolutiva.

—¿Cómo vislumbrás al Ysy con 70 años?

—Ante todo, vivo. Dios permita que sí. Tengo un compromiso muy grande con mi país y con mi música. Supongo que hasta el último día que yo esté acá, voy a estar aportando un montón. Ojalá me encuentre de viejo, grande, con una carrera intachable y siendo un ejemplo. No quiero llegar a leyenda matado, no quiero llegar destruido. Quiero que digan: “Bien ahí, el chabón la rompió pero está íntegro”. Los tiempos cambian, hay que adaptarse. Uno tiene que saber moldear su cabeza para lo que vaya pasando. Todavía soy contemporáneo, estoy viviendo esto, pero el día que quede viejo va a ser loco. Voy a tener que entender cómo reinventarme.

—¿Te imaginás quedando fuera de época?

—Le voy a buscar la vuelta, pero físicamente quedas afuera del tiempo. Van a venir otros pendejos con un bocho y un dominio de la tecnología mucho más avanzado. Y un concepto de la música, evolucionado o involucionado, tal vez. Pero van a escuchar otra cosa. Me imagino que un tanguero nos escucha cantar con autotune y nos quiere matar. De esa no se va a salvar nadie. Pero bueno, que sea lo más tarde posible, jaja.