Duki: “Todavía hay que entrenar el oído de la gente que nos escucha”

(Publicado en Infobae, 24 de junio de 2020)

Infobae invitó a comer unos “Fideos con Duko” a la figura del trap local en su restaurant favorito. En esta entrevista, presenta “24”: ep editado hoy en coincidencia con su cumpleaños número 24. Opinan su mamá, Sandra Quiroga y algunos de sus socios musicales. Fotos: Lihueel Althabe

“Cuando me empezó a conocer más gente, tuve una guerra con Duki, porque se generó esta entidad en mí, que era la famosa, y no me gustaba. Y flashé en cambiarme el nombre. Pero ya está, quedó, el equipo no me bancó”, dijo Duki y se rió de su propio chiste con cierto fondo de verdad. Es el nickname artístico de Mauro Ezequiel Lombardo, un pibe porteño que hoy cumple 24 años y que es la punta de lanza de una nueva cultura, un nuevo ghetto que genera fascinación, curiosidad o rechazo -según corresponda- entre quienes no pertenecen: el trap.

Exactamente hace una semana, en el mediodía inusualmente primaveral del miércoles 17, Duki llegó al encuentro que Infobae dio en llamar “Fideos con Duko”, ya que la cita fue en el restaurante de pastas italianas favorito deltraperoLa conversación giró en torno a “24”: terminado en cuarentena y editado hoy, es un EP de ocho tracks continuos en 24 minutos, con los que estira los límites de aquello conocido como “canción”.

Cuando lo virtual se vuelve real, la sonrisa de Duki ilumina. Habla con flow y todos los números se desvanecen, los récords que rompe cada vez que publica un contenido musical pasan a un segundo plano.

Yo por mí no cantaría más, quisiera que solo me llamen para hacer ad-libs”, exageró al pasar sobre esos sonidos vocales que “responden” a los versos principales de los temas. Una marca estilística del trap en la que Duki se mueve como pez en el agua. “A mí me gusta armar armonías, coros o gritos, según lo que pida el tema”. Esta es una de las claves de “24”, en donde su estilo libre se suelta como nunca, afinando su relato pendenciero y ostentoso.

“La música de ’24′ va para un lado más trap, más sucio, más pesado, medio punkie”, dijo como para empezar a definirlo y oponiéndolo a “Súper Sangre Joven”, su álbum debut editado el año pasado, de perfil más “cancionero”. “Son ocho temas hechos en distintas etapas, pero más o menos tienen la misma atmósfera. En ‘SSJ’ quise experimentar lo que era hacer una canción en sí, música fuera del trap. Acá soy yo rapeando: por ahí estoy tirando un freestyle a las 4 de la mañana, knock out, que no podía estar parado, pero salió el tema y quedó. Tiene toda esa esencia rebelde y también como de niño, todavía. Siento que se me está yendo eso”.

Cada track de “24” está trabajado con un productor distinto, dando cuenta de la gran cantidad que hay trabajando en el trap. Uno de ellos es Asan, quien compuso el beat de “Goteo”, acaso el hit más grande de Duki hasta el momento. La particularidad es que él participa también como vocalista en “Pastillas”. “Este feat se dio muy espontáneo: era un tema mío que a él le gustaba mucho y re-contando temas que tenemos juntos, quedamos en dejarlo para su disco. El tema quedó zarpadisimo con los dos juntos y sin duda representa la buena química que tenemos siempre al hacer cosas en conjunto”, dijo Asan.

“Hay una ola de nuevos productores, con Bles, Club Hats o el mismo Asan”, enumeró Duki. “Lo que tienen de bueno es que todos están curtiendo la misma y van para el mismo lado, buscando más o menos el mismo sonido. De alguna manera, nos comunicamos coloquialmente muy bien, porque yo técnicamente no sé nada de producción”.

-En “Pastillas” rimás: “Ellos quieren verme con una muerte mediática / esos son solo noticias erráticas”. ¿Cómo te llevás con este tipo de exposición? ¿Te toca?

-A todos nos toca, sí… Eso lo digo en chiste, porque desde 2018 ya me mataron como ocho veces, cada tanto sale “Murió Duki” en las noticias. Y los hijos de puta siempre ponen “sobredosis”, boludo. Siempre lo mismo, ¿no me pueden pegar un tiro como a 50 Cent, que le metieron nueve y zafó? (se ríe). Hubo una muy graciosa, que encima la foto del cadáver tenía un camperón del Milan, igual a uno que yo usaba siempre. Y mi vieja estaba llamando a todo el mundo. Yo estaba liquidado porque había estado de gira. De repente la atiendo y me dice: “Ay, Mauro, qué bien que estás vivo”. “Sí, mamá, estoy vivo”. “Me dijeron que te habían matado”. Pasó un par de veces y está linkeado a eso, a que cada tanto me matan.

-Bueno, al final de “24”, que es la última canción, se te termina el pulso, revivís… y vuelve a comenzar el álbum.

-Shhh, hay algo ahí, una vaina: dejo un adelanto de mi próximo single, tal vez, no sé, no se sabe. Hay gente que dice que eso está editado para que el disco dure 24 minutos, quizás esa sea la verdad detrás del secreto…

La nueva generación

A fines de 2016, Duki se salió de las batallas de freestyle para ir de lleno hacia la música, logrando que las rimas hechas en Argentina se volvieran populares. Primero con tracks genéricos (“No vendo trap”) y luego con piezas más acabadas que pavimentaron su camino hacia el estrellato: “Rockstar”, “Hello Cotto” y “She Don’t Give a FO” llamaron la atención más allá del nicho y lo pusieron al frente de una generación variada, díscola y desfachatada que reescribió los imaginarios en torno al sexo y las drogas. Ysy A, Khea, Neo Pistea, Cazzu, Nicki Nicole, Paulo Londra, Wos, C.R.O, La Joaqui y Malajunta, cada uno con su estilo, son algunos de los que llegaron para moldear los gustos de la juventud & alrededores.

“Cuando está conectado, es un chico que maneja muy bien a la gente porque tiene una energía diferente. Y va entendiendo que el público lo eligió como figura. Entonces hay dos Dukis: la figura y el cantante. La figura se va soltando y el cantante va aprendiendo, con temas viejos y nuevos que van por nuevos caminos que él está explorando. El es muy emocional. Depende mucho de cómo se sienta con el lugar, en ese momento”, describió Orodembow, alias de Roque Ferrari, sobre la evolución de la performance de Duki arriba de los escenarios, algo que se suele criticar a los artistas del género. Ferrari es uno de los productores más solicitados de la escena y desde hace un tiempo que es el dj de Duki en sus vivos: “Si encima se pusiera realmente gede con los ensayos, sería un show de puta madre. Tiene una voz con mucho peso. (…) Si se conecta y se pone a entrenar, barre a todos. Depende de él”.

-Pasa todo muy rápido, ¿no? Sobre todo a los artistas de tu generación, que en muy poco tiempo hicieron algo que a los artistas, históricamente, les cuesta mucho más tiempo.

-Todo, el desarrollo artístico, por la globalización, por las redes sociales, es mucho más instantáneo, dinámico.

-Así también es efímero, ¿no?

-Sí, dura mucho menos. De hecho, algo que me pasó a mí cuando arranqué, es que por ahí me escuchaban 1 millón de personas, pero me iban a ver 60. ¿Cómo explicás eso? Eso es legitimidad y te lo tenés que ganar vos. Sin embargo, obviamente, hay más publicidad, la producción de los temas es mucho más rápida. Me puedo grabar un disco en un día, si quiero. Y eso te permite darle a la gente el contenido que está esperando. Pasó algo, al otro día te hago un tema: no tengo que esperar un mes para grabar. Entonces, es un feedback que tenés constantemente y que, si lo sabés trabajar, lo podés explotar al máximo y crecés muy rápido.

-Una de las críticas que se le puede hacer al trap de acá es que lo que falta son letras. Ustedes son de cantar lo que viven, su discurso pasa por el lado de lo real, son cronistas de sí mismos y de la época. Pero, quizás, el género puede llegar a otro nivel si hubieran más letristas trabajando. ¿Te parece que es así?

-Sí, yo no me considero letrista. Son pocos los temas que yo me siento a escribir. No soy muy de hacerlo pero porque creo que todavía hay que entrenar el oído de la gente que nos escucha. Yo voy armando el castillito a mi manera y viendo para donde voy yo y para donde va mi público. Antes de meterle data en la cabeza a mi público, tengo que alimentarlo, tengo que enseñarle. Primero arrancamos con el sonido, explicando qué era el trap para nosotros, cuáles eran nuestras costumbres, qué nos gusta decir en las canciones. El motivo por el cual a la gente le gustan mis temas más tristes, es porque son escritos, porque son los que digo lo que me está pasando y lo que estoy viviendo. Concuerdo con vos, falta mucho de letra. Pero yo creo que tiene que ver con que todos los artistas que estamos ahora al frente del trap estamos aprendiendo: a grabar, a hacer temas, a escribir. No somos compositores. Como venimos del freestyle, a veces es muy difícil arrancar una canción. Y como hablamos de nuestro estilo de vida y esas cosas, a veces es jodido. Yo creo que el mejor letrista que tenemos es Ysy A. C.R.O es muy buen letrista, también… pero ninguno llega a romper ese esquema. Yo creo que eso es lo que necesitamos. Creo que eso necesita la música argentina hace años, que se perdió allá por esa época en que se fue yendo Soda Stereo. Y que los que estaban antes eran todos bestias. Siempre lo digo: mi tema preferido es “Sin gamulán” (Los Abuelos de la Nada). Lo escucho y digo “fuck that shit, increible”. Lo mismo me pasa con el Flaco (Spinetta), (Gustavo) Cerati, Virus…

-Te gusta el rock de acá de los 80s.

-¡Obvio, obvio! A todo el fuckin’ mundo. Argentina fue increíble en ese momento y fue por los letristas, como decís vos. Es una realidad. Y es la crítica más fuerte que tiene el trap porque es una realidad: carecemos de letras, tenemos que aprender a escribir y adoctrinarnos en eso.

-¿Hasta qué punto pueden cantar sobre todo lo que hacen sin que se vuelva autoparodia? Más cuando los artistas se vuelven figuras públicas, que tienden a encerrarse, casi que no pueden salir a caminar como cualquiera.

-No, bueno, como poder, puedo. Lo sigo haciendo para no volverme loco. Sí es verdad que te empieza a estresar. Pero mientras uno se está moviendo, le siguen pasando cosas. A mí me van a seguir pasando cosas locas todos los días. Voy a salir ahora y me va a pasar algo loco. Y ya está, ya tengo de qué hablar en el tema. Mientras tengas algo que te movilice, por lo que te estés moviendo todo el tiempo, podés seguir haciéndolo indiscutidamente, sin parar.

Independencia y familia

Estar al día de todo lo que hace Duki requiere mucha conexión. Una rápida búsqueda por su actividad musical y social de los meses en los que estuvimos (y estamos) en cuarentena, arroja estos resultados: confirmó de manera indirecta su relación con Brenda Asnicar vía stories de Instagram (“Es un ser humano hermoso, es una persona súper especial que conocí hace poco”, dijo ella, tímida, en una entrevista con Tu Música Hoy). Tocó en el Vive Latino, el último gran festival de música de la “antigua normalidad”. Volvió, se confinó y desde su casa grabó su participación para un spot difundido por el gobierno (“Te pedimos lo más importante: quedate en casa”, aconsejó luciendo sus grillz dorados). Agitó el lanzamiento de sus singles “Como si na”, “Nota espacial”, “Fornai”, “Café” y “Acapella”. Apareció en tracks de artistas top y underdogs de acá y de allá como Bad BunnyKheaYsy ALucho SSJMoonkeyMesitaSyncRonny JGallagher Fuego. Y recientemente, empezó a stremear sus partidas de videojuegos vía Twitch. De la misma forma, fluye su música.

-En tu música se nota que no te gusta el corset, que no te sentís cómodo con los envases y sobre todo en una industria como la musical, ¿no? Que es arte, es libertad, pero también tiene su dark side. ¿Qué te pasa a vos con todo eso?

-Yo no lo llamaría dark side. Yo creo que hay un estigma sobre la industria. Hay perros de calle y hay perros de departamento. Hay artistas que de repente dicen “yo quiero ser superestrella” y se dejan arreglar la vida, tienen estilista, el que le escribe las letras y van, las graban en el estudio, salen y tienen su platita. Hay artistas que prefieren ser perfil bajo y están de ghostwriters escribiéndole los temas a estos que quieren ser estrellas. Hay otros locos como yo, que hacemos cosas raras todo el tiempo, al borde del autoboicoteo. Cada aristas es un mundo. Y hoy en día, la industria ya no puede abusar tanto del artista en sí. Porque ya no hay un monopolio tan grande. Internet permitió que los artistas se puedan mover más independientemente. Entonces las discográficas, las distribuidoras se ven obligadas a tener que ir a buscar a los artistas. Yo saqué mi primer tema en YouTube y clavé un palo. Y no necesité a nadie. Hoy sí necesito una estructura de distribución porque yo no me puedo hacer cargo. Tengo a 20 personas laburando para mí. Pero yo no necesito a una major, no necesito a Sony, a Universal, a quien vos quieras.

-Bueno, montaste tu propio sello. ¿Es una misión la independencia? ¿O una necesidad?

-Es una decisión. Yo me podría haber relajado y le decía a mi manager y a mi equipo de trabajo: “Eh loco, me quiero ir a Miami” y me encerraba en el estudio con un par de productores, que no vamos a dar nombres, me sacaba cinco reggaetones, ponía las patas para arriba y me quedaba allá cobrando en dólares. Pero no me gusta eso, no soy esa vibe, soy otra cosa. La industria está muy encaminada a eso: todos quieren ser el productito armado, estar ahí y figurar. Yo no quiero eso, no jodo con eso y no me rompan las pelotas: quiero hacer mi música y ya. Quiero hacer música con gente que quiera hacer música. No con quien quiere ganar un Grammy para subir una foto en Instagram. No me importa tu Grammy.

-De hecho abris el juego yéndote para los márgenes e invitando a artistas que se mueven por un terreno más underground.

-Amigo, yo amo la música, la respeto mucho y me encanta encontrar talento, ver cosas nuevas, estilos nuevos, flows nuevos, todo el tiempo. Estoy siempre buscando a ver qué onda este loquito nuevo que encontré en España y que tiene 300 visitas. Y voy y le hablo al chaboncito: “Ey, una locura lo que hacés, vamos a hacer un tema”. Es para tratar de retroalimentar esto, porque si no nos ayudamos entre nosotros, no nos ayuda nadie.

A pedido de InfobaeSandra Quiroga, mamá de Duki, recuerda el día en que nació su hijo del medio: “Iba a nacer un lunes y finalmente nació un viernes. Yo rompí bolsa como a las 8 y media de la mañana, me acuerdo porque estabamos llevando a Nahuel, mi hijo mayor, al jardín. Lo llevó Guillermo, su papá, al jardín y fuimos a la clínica. Mauro nació en la clínica Santa Isabel, nació por cesárea a las 12 y media del mediodía. Era un bebé sano que pesó 3,550. Era hermoso. Y fue uno de los días más lindos de mi vida, al igual que cuando nacieron Candela y Nahuel. Cuando uno tiene un hijo, ese día siente que toca el cielo con las manos. Y también yo siempre sentí, y siempre le dije a Mauro, que lo elegí, al igual que a mis otros dos hijos. Hacía mucho frío ese día. Fue una semana de mucho frío, porque cuando me dieron el alta también me acuerdo perfectamente de eso. Y bueno, Maurito se hizo sentir en todo el embarazo: con el embarazo tuve pérdidas, tuve contracciones, de hecho por eso fui a cesárea. El debió nacer a mediados de julio y nació de 38.5 semanas, un poquito antes de la fecha que yo tenía programada. Y me hizo muy feliz”.

-Una de las claves de tu independencia está en lo familiar, que creo que se resume en ese peluche de Stitch que llevás a todos lados.

-El Stitch que me compró mi hermanita. Rodearme de mi familia fue mi decisión porque tenía 21 años, me había patinado como 5 palos, 7 palos, estaba en cualquiera. Le hablé a mi viejo: él ya tiene 60 años, tenía dos laburos, justo habían querido robar un auto en la cochera que laburaba él y el tarado se tiró arriba del auto para que no se lo choreen. Mi vieja estaba re alterada. Y le dije que necesitaba ayuda, que se viniera a laburar conmigo en la parte contable. Entró mi viejo al equipo, entró “Guillotina” a cortar cabezas, se empezó a pudrir todo: vio los gastos innecesarios que tenía, en estupefacientes, en ropa, en cualquier tipo de cosas. Después se metió mi mamá como abogada, y así fuimos formando el núcleo. Y actualmente estoy con mi hermano mayor, que es como el director ejecutivo del equipo. Son mi cable a tierra, mi raíz. Literal que me salvaron las papas, y en un punto yo les salvé las papas a ellos. Nos queremos matar, obvio, porque te querés sentar a comer y siempre se mete en el medio lo laboral. Pero es hermoso compartirlo con ellos. Fue la mejor elección, sí o sí.

-¿Qué vas a hacer a hora cero del 24 de junio?

-Me voy a fumar uno así de grande… No, nada, tranqui, relajado. Mis cumpleaños tampoco me parecen tan emblemáticos. Voy a sacar un disco, obvio. Pero vamos a ser sinceros, ¿tenés que tener un día para festejarte? Vos te tenés que festejar todos los días. Todos los días es tu cumpleaños, cabrón. Si no, no vivas. Viví todos los días como si todos los putos días fuesen tu cumpleaños. Yo saco el disco porque es un día icónico, es el día que nací, quiero dejar algo que trascienda. Pero la realidad es que jamás festejé mi cumpleaños. Generalmente el día de mi cumpleaños me la suda. Y lo que te decía antes: todos los días es tu cumpleaños. Hoy es tu cumple. ¡Feliz cumple!