Viejas Locas: Un show sólido para iniciar la despedida

(Publicado en Clarín Espectáculos, Diario Clarín, 1 de junio de 2015)

La banda liderada por Pity Álvarez comenzó el viernes su última gira. Tocó sus clásicos y hubo invitados especiales. Foto: Camila Ocampo

Corridas, gritos, piedras y botellas por el aire. Gases lacrimógenos, camiones hidrantes, una barrabrava, un asesinato (todavía impune). Ese fue el envoltorio del regreso de Viejas Locas tras diez años de separación, en noviembre de 2009, acaso el peor show en la historia de Pity Álvarez. Entre aquel suceso y el viernes por la noche, pasaron seis años en los que el grupo perdió integrantes originales y depuró su formación, mientras peregrinaba por salas medianas y estadios… siempre de la General Paz para allá. En Capital Federal intentaron tocar en Ferro, Argentinos Juniors y Malvinas Argentinas, pero la policía federal no “daba las garantías” necesarias. Por eso, ni bien Pity avisó por youtube que tocaría en Salón Rock Sur (en Pompeya, al borde del Riachuelo) y con la excusa de despedir a la banda de (casi) toda su vida, los 2500 tickets a la venta se agotaron rápidamente.

El viernes, sobre la avenida Sáenz, personas con y sin entrada pretendían pasar, más o menos manteniendo la cordura. De testigo, la gendarmería: lista “por las dudas”, dispuesta a limpiar la zona. No fue necesario, no se registraron disturbios. Adentro, en esta bailanta espejada, estaba todo dado para disfrutar de una doble función de rock artesanal hecho en Lugano: ante un auditorio transpirado, inquieto y embanderado que no paraba de pedir por Pity, Jóvenes Pordioseros abrió la noche con su arenga barrial montada en el carisma de Toti Iglesias.

Minutos antes de la 1 AM, Pity salió a escena recién teñido de un púrpura-profundo, regaló chocolatines a las primeras filas, contó tres y arrancó con Está saliendo el sol, de Intoxicados. A partir de ahí, durante dos horas y media y sin interrupciones, Pity tiró de las riendas de una banda (Mono Avellaneda, Matías Mango, Juan Del Río, Hernán González, Gabriel Prajsnar, una sección de vientos, otra de coros) que encontrar su mejor forma justo cuando la aventura se está por terminar. Sin virtuosismo y con mucho voluntarismo, se ajustan a las necesidades del zapping estilístico de la figura: rocanrolero (638, LSD), folkie (Tornillo eterno), punk (Necesito), cancionero (Mi inteligencia intrapersonal, Homero), big-band (El árbol de la vida, Me gustas mucho), jamaiquino (versión dub de Reggae para los amigos), citas (Rezo por vos y Sin disfraz, su tema favorito de Virus, en clave Daft Punk).

“No me arrepiento de este amor… yo soy Cristian, yo soy”, dijo, golpeándose el pecho, muy enfocado y sin tropezar. Pity estaba llevando a muy buen puerto su show, con la voz pendiendo de un hilo pero con la fuerza justa para invitar a dos bajistas fundamentales en su historia musical. Primero, Fachi Crea, miembro histórico de VL, reapareció para tocar Hermanos de sangre (como no) e Intoxicado. Luego, Jorge Rossi, de Intoxicados, acompañó en una versión anglo de Una vela. ¿Pity y sus bandas eternas? Casi, casi.

“Viejas Locas fue una banda linda que toca hace como treinta años. A mí me da la misma pena que a ustedes, pero los ciclos se terminan. Es el final”, anunció el Dr. Álvarez al filo de su mejor presentación en mucho tiempo (terminó con Creep, de Radiohead), demostrando que los reductos medianos le sientan a él mucho mejor que los estadios y aclarando que esto no termina ahora: antes de la despedida, habrán dos nuevas fechas en Pompeya (6 y 12/6) y una gira por el país. Que así sea.